El profesor Hirsch plantea que en el campo de la educación escolar han predominado, en las últimas décadas, algunas ideas que carecen de confirmación científica y que tampoco han dado buenos resultados. Éstas consisten principalmente en centrar la enseñanza en el desarrollo de habilidades del pensamiento y no en la trasmisión de información; en considerar que la trasmisión de conocimientos e información sería un acto pasivo del estudiante, reñido con la creatividad; en dar preponderancia a métodos pedagógicos naturalistas, indirectos, basados en el descubrimiento y en actividades prácticas; en valorar las capacidades naturales, innatas del alumno por sobre el esfuerzo. Llevadas a la práctica, señala el autor, estas ideas tienden a aumentar la brecha educacional entre ricos y pobres, en lugar de disminuirla. Para alcanzar la equidad en educación, sostiene Hirsch, es necesario establecer un currículum rico, compartido, obligatorio para todos los alumnos y abandonar los métodos poco eficaces. El autor destaca aquí el concepto de ‘eficiencia’ de la escuela, en el sentido de lograr que el tiempo que el alumno pase en ella sea productivo.